El orden de las canciones de un disco

Publicado: junio 26, 2013 en Beverly Mantle, Sabios consejos
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Por Beverly Mantle

Tomar decisiones. Es lo que todo grupo tiene que hacer sin descanso ya desde sus inicios. Antes incluso de que la banda sea una realidad hay que elegir el nombre. Habrá que decantarse por un estilo en el que todos estén de acuerdo, para que el bajista fan de Chic no acabe liándose a leches con el guitarrista de pasado heavy.

Pero de todo ello ya hablaremos en otras entregas. Hoy nos centraremos en una de esas grandes decisiones que, en un estadio más avanzado, todo grupo debe tomar: el orden de las canciones del disco. Decenas, cientos de decisiones habrá que tomar antes de llegar a este momento. Pero ninguna será tan difícil como la que nos ocupa: colocar todos los temas en el orden correcto; diseñar la secuencia perfecta de canciones con un sentido unitario; dar forma a la colección de piezas musicales que es un disco, donde muchos temas no se entienden sin su precedente ni su posterior.

Hay muchas cuestiones que dilucidar. ¿Con cuál abrimos? ¿Con cuál cerramos el disco? ¿Dónde colocamos la buena, la que sería el single si todavía existieran estos artefactos sonoros (tan rácanos, por cierto)?

Y las canciones de relleno, que todo LP contiene aun sin proponérselo sus creadores. ¿Qué hacemos con esos temas que acabamos en el último momento? ¿Colocamos hacia el final la única que compuso el bajista, que es mala de solemnidad y que decidimos meter en el disco para que no se sintiera mal?

¿Las buenas, las ponemos en la primera mitad del trabajo o en el tramo final? ¿Y cuáles son las buenas? ¿Las que más nos gustan a nosotros o las preferidas de nuestros fans, es decir, nuestras parejas, amigos y familiares?

Si no quieres acabar con una crisis de ansiedad (la colocación de los temas es el cuento de nunca acabar: nunca, jamás darás con la secuencia perfecta), a continuación te ofrecemos unas reglas de oro que hay que seguir a rajatabla si lo que queremos es que nuestro disco sea percibido como un todo y no como una amalgama de temas deslavazados sin ton ni son:

1.- Ni se te ocurra poner el potencial single abriendo el disco, siempre y cuando el resto del disco no sea una puta mierda. En ese caso sí recomendamos abrir el LP con el hit, ya que así ahorramos sufrimiento al oyente y no le obligamos a tragarse la basura que somos capaces de generar con nuestros instrumentos.

Andres_Calamaro-Honestidad_BrutalPara abrir el disco lo mejor es colocar en primer lugar la llamada «canción introductoria», que se divide en dos categorías: a) ese tema largo y repetitivo que nos impregna poco a poco de la atmósfera del disco y que nos puede servir también para abrir los conciertos y b) una canción pegadiza, incluso amable pero NUNCA el HIT del disco, que nos invite a seguir escuchando el resto de piezas. Un tema que genere expectativas sobre lo que viene a continuación («El día de la mujer mundial», de Andrés Calamaro, o «Radiation vibe», de Fountains of Wayne, son dos ejemplos perfectos de canción introductoria).

Aclaramos que la idea de no meter el hit nada más empezar es una cuestión de estilo, de clase, ya que hay ejemplos a espuertas de discos que abren con el primer single extraído del mismo. Discos de éxito, en muchos casos. Pero aquí no estamos para dar consejos sobre cómo hacerse rico, sino para que tu grupo de rock sea guay y no del montón.

Además, ¿quién ha dicho que el mejor tema de un CD es su carta de presentación, su single? ¿Acaso «Lobo López» es la mejor canción del LP que abría, «Échate un cantecito», de Kiko Veneno? Ni mucho menos.

2.- El mejor lugar para colocar el temazo está entre los tracks 2 y 4. No es casualidad que las mejores piezas de los grandes discos que ha dado el pop estén en esta franja. Y aun a riesgo de caer es supersticiones absurdas, nos atrevemos a asegurar que el mejor cobijo para la gran canción del disco está en el track 2 y en el 4. En cualquier caso tiene que ir obligatoriamente en la primera mitad del CD para no hacer esperar demasiado al que escucha el disco, que hoy en día el aficionado medio a la música es muy impaciente, y porque no hay que confundir el hit, el temazo instantáneo con…

TFC3.- … la canción interesante, la más difícil y menos directa, esa que gana con las escuchas y que suele convertirse en tu canción favorita de un disco. El lugar ideal para este tipo de canción está en la segunda mitad, preferiblemente en el tramo final del CD. Hay que encontrar su escondite, hay que provocar en el oyente la sensación de que descubre algo cuando llega a ella (que no suele ser siempre, ya que nuestra impaciencia rara vez nos deja pasar de la sexta canción), ahí por el final, sin llamar la atención, acompañada quizá por un tema de relleno solo para confundir.

4. Si tu disco contiene una balada hay que evitar ponerla al principio, para no asustar, y al final, para no dormir al personal. Su lugar está en la mitad. Así, cuando las canciones ya han entablado una relación con el oyente, llega el momento, entre los tracks 5 y 7, de sincerarse (un baladón suele hablar de sentimientos, de amor y esas cosas) y de decir: «este soy yo, lo que has oído hasta ahora era solo una máscara, esta es MI VERDAD: todo lo que escuches después cobrará un sentido nuevo para ti; chúpate esa».

5. El cierre ha de tener el aroma de las despedidas, tanto en lo musical como en lo lírico. Se trata de decir adiós, hasta la próxima, nos vemos… pero con una canción. La última también puede tener la categoría de canción-difícil-pero-que-gana-con-las-escuchas. Pero no confundirse: hay que dejar al oyente con ganas de más, por lo que meter un tema de relleno para terminar es un error de bulto que nos encontramos cada vez con más asiduidad. Cosas del streaming y otras nuevas tecnologías, supongo.

6. Si crees que todas tus canciones son buenísimas no tendrás ningún problema para ordenarlas. «Total, si son insuperables para qué volverse loco con el orden. Al tuntún y ya está». Pero en estos casos, el gran error está en pensar que todas tus canciones son extraordinarias. Si crees eso tienes un problema y yo no te puedo ayudar. Habla con especialistas.

juan-de-pablos_flor_de_pasion7. El instrumental. Como dice nuestro venerado Juan de Pablos, un instrumental está para separar fases y no son pocos los grupos en los que se ha basado para tal afirmación (y los que han hecho un instrumental solo para separar fases porque lo dice el maestro De Pablos). “Albertone”, de los italianos Fitness Forever, es un buen ejemplo de este tipo de canción: está colocada hacia la mitad del disco (es el track 5), después de los tres mejores temas del disco (los 2, 3 y 4), como debe ser. No obstante, hay grupos que han otorgado a su instrumental el privilegio de cerrar un disco, como ocurrió en el segundo trabajo de Teenage Fanclub, el aclamado “Bandwagonesque”.

8. Es muy frecuente que dos o más canciones de un disco se parezcan mucho. Esto suele ser más habitual cuando hay un único compositor en la banda, el cual, inevitablemente, se acaba por repetir. Aunque probablemente él será el único del grupo que no se dé cuenta de esta circunstancia. Al resto de la banda: ¡haced todo lo posible por que esas dos (o más) canciones gemelas estén lo suficientemente separadas! Hay que disimular todo lo posible vuestra falta de creatividad.

Aunque se dan casos en los que todas las canciones de un disco son muy similares, ejercicios de estilo que olvidan que lo importante en la música son las canciones. Muchachos, ahí hay poco que hacer.

9. El tema coñazo. Todo disco contiene al menos uno de esta categoría. Si es posible, lo mejor es darle peine y dejarlo fuera del CD, que las cosas están muy duras como para andar metiendo basura en un trabajo discográfico. Nuestro consejo es: no lo metas,  ni se te ocurra. En caso de que haya alguno del grupo que se empeñe en que tiene que ir, alegando falacias como que representa vuestro «lado más oscuro”, o que es “el reverso del grupo”, que la suerte os acompañe. El tema coñazo puede estropear los logros del resto del disco. Vosotros veréis. Igual al que hay que dar peine es al miembro coñazo.

En cualquier caso, si tiene que ir, colocadlo hacia el final. La pénul sería su lugar.

10. La versión. Muchos grupos se han hecho conocidos para el gran público gracias a una versión. Que se lo pregunten a M Clan, que alcanzaron el éxito con “Llamando a la tierra”, versión de “Serenade” de Steve Miller Band. Y no son los únicos que han lanzado una versión como single de presentación del disco. Varios de los grandes lo han hecho. Los Del Tonos sin ir más lejos lanzaron como single “Horizonte eléctrico”, versión de “Sweet Louisiana sound” de Billy Pilgrim. O La Granja, que hizo una acertadísima versión de un tema de Billy Bragg (“She’s got a new spell”) con “Magia en tus ojos”. Hasta Mocedades hizo lo propio con “Amor de hombre”…

En fin, que no estamos en contra de meter una versión en el disco, ni mucho menos. Es un homenaje a alguien a quien admiras y puede dar pistas al seguidor sobre tus influencias. Pero de ahí a sacar la versioncita como single hay un trecho. Hacer eso es de perdedores. Su colocación debería ser obligatoriamente en la segunda mitad del disco, cerca del tema coñazo y antes del difícil. Nunca en un lugar destacado y menos como single.

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